El tema del purgatorio ha generado debates durante siglos entre católicos y cristianos evangélicos. Muchos han escuchado hablar de un lugar intermedio después de la muerte, en el cual las almas supuestamente se purifican antes de entrar al cielo. Pero la pregunta es inevitable: ¿enseña realmente la Biblia que existe un purgatorio?
Antes de profundizar, conviene recordar que la salvación, según las Escrituras, no depende de obras humanas ni de ser una “buena persona”, sino únicamente de la gracia de Dios mediante Jesucristo. Cuando reconocemos que Jesús es el Hijo de Dios, que murió por nuestros pecados, resucitó y lo aceptamos en nuestro corazón, nacemos de nuevo y recibimos acceso directo a la vida eterna.
En este post veremos por qué el purgatorio no tiene fundamento bíblico, y al final reflexionaremos sobre la única esperanza verdadera que ofrece el evangelio. Este artículo está basado en un video del canal de Youtube “Qué dice la Biblia”.
La enseñanza católica sobre el purgatorio
La Iglesia Católica sostiene, en el Catecismo número 1030, que quienes mueren en la gracia de Dios pero sin estar totalmente purificados pasan por un proceso de purificación después de la muerte. Según esta doctrina, solo tras ese tiempo de limpieza espiritual, las almas alcanzan la santidad necesaria para entrar al cielo.
Esto implica que incluso los creyentes, a pesar de tener a Cristo en sus corazones, aún necesitan una purificación final. Pero, ¿es eso lo que enseña la Palabra de Dios?
La suficiencia del sacrificio de Cristo
La Biblia enseña que Jesús, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los santificados (Hebreos 10:14). Eso significa que, desde el momento en que alguien acepta a Cristo por fe, queda completamente purificado, justificado y preparado para entrar al cielo si muriera en ese instante.
En Hebreos 8:12 se lee:
“Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.”
Esta promesa de Dios muestra que la obra de Cristo es total y definitiva. No se necesita un proceso adicional después de la muerte para completar lo que ya fue consumado en la cruz.
Si el purgatorio fuera necesario, el sacrificio de Jesús no sería suficiente. Sin embargo, la Escritura afirma una y otra vez que somos salvos únicamente por la fe en Cristo y que su sangre nos limpia de todo pecado.
Justificados por la fe
Romanos 5:1 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”. Esa paz es inmediata y garantiza que, al morir, el creyente va directamente a la presencia del Señor.
El purgatorio presenta la idea de que la salvación depende, en parte, de obras humanas o de actos de terceros (como misas u oraciones por los muertos). Pero la Biblia enseña que la salvación es personal y que, después de la muerte, no hay más oportunidad de cambiar el destino eterno.
Hebreos 9:27 lo deja claro:
“…está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”
No se menciona ningún estado intermedio.

Malinterpretaciones bíblicas
Algunos pasajes son citados por defensores del purgatorio, como cuando Jesús habla del adversario y del juez en Mateo 5:25-26. Sin embargo, ese texto no describe un proceso celestial, sino una advertencia práctica basada en la ley de Israel.
Otros señalan el caso de Onesíforo en 2 Timoteo 1:16-18, como si Pablo hubiera orado por un muerto. Pero el texto no afirma que estuviera fallecido, y mucho menos que Pablo estuviera intercediendo por un alma en el purgatorio. Nunca en la Biblia se ve a los apóstoles orando por difuntos, sino predicando la vida eterna en Cristo.
La verdad sobre el destino eterno
Según la Palabra de Dios, cuando un creyente muere va directamente al cielo para estar con Cristo. Pablo mismo decía que prefería “…partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.” (Filipenses 1:23).
En cambio, quien muere sin haber nacido de nuevo, separado de Dios y en pecado, va al infierno sin posibilidad de arrepentimiento posterior. Esto puede parecer duro, pero es la verdad que nos alerta sobre la necesidad urgente de reconciliarnos con Dios en vida.
Una advertencia amorosa
La doctrina del purgatorio puede dar a muchos una falsa seguridad: creer que al morir siempre habrá una segunda oportunidad o que la intervención de familiares cambiará el destino eterno. Pero eso contradice el evangelio y oscurece el sacrificio de Cristo.
La salvación es personal y el único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo (1 Timoteo 2:5). No hay ritual, misa o pago que pueda añadir algo a lo que Él ya hizo en la cruz.
Una invitación a la salvación
Amigo lector, no pongás tu confianza en doctrinas humanas ni en tradiciones religiosas. La Palabra de Dios es clara: la única oportunidad para ser salvo es aquí y ahora, mientras estás vivo.
Si todavía no lo hiciste, hoy podés abrir tu corazón y aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Su gracia está disponible para vos, y su poder transforma tu vida para siempre.
“…Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones…” (Hebreos 3:15)
Hoy es el día de salvación.
📌 Nota: Contenido adaptado del video del Pastor Jahaziel Rodríguez: El Purgatorio ¿es Bíblico? ¿Qué dice la Biblia?








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