La pregunta sobre quién es Jesús no es un tema menor dentro de la fe cristiana. Desde los primeros siglos, los creyentes han afirmado con convicción que Jesucristo no es solo un hombre extraordinario, sino que también es el verdadero Dios. Esta afirmación no es un detalle secundario, sino el corazón del evangelio. Reconocer la divinidad de Cristo es indispensable para experimentar la salvación que Dios ofrece.
Muchos grupos religiosos, como los Testigos de Jehová, han defendido la idea de que Jesús no es Dios, sino una criatura destacada. Aunque su labor de predicar es admirable, el error doctrinal en cuanto a la identidad de Cristo se convierte en un obstáculo grave para alcanzar la salvación. La Escritura enseña que solo Dios puede salvar, y por eso la fe cristiana proclama: Jesús es Señor, Salvador y verdadero Dios.
Este post desarrolla, con respeto y claridad, lo que la Biblia enseña sobre la deidad de Jesucristo. Está basado en un video del canal de Youtube del Pastor Jahaziel Rodríguez, quien explica a partir de la misma traducción que usan los Testigos de Jehová cómo la Palabra de Dios confirma la divinidad de Jesús.
La profecía que revela a Jesús como Dios
Desde el Antiguo Testamento encontramos anuncios que señalan la verdadera naturaleza del Mesías. En Isaías 9:6 se dice:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
Aquí se declara abiertamente que el niño que nacería —Jesús— sería llamado “Dios fuerte”. La misma Escritura que los cristianos y los Testigos de Jehová reconocen como Palabra de Dios ya presenta al Mesías como divino.
El testimonio del Nuevo Testamento
El apóstol Pablo en Romanos 9:5 enseña:
“De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos…”
No se trata de un título menor. El mismo Pablo reconoce que Jesús es “Dios sobre todas las cosas”, confirmando la verdad central de la fe cristiana.
Además, cuando Jesús fue tentado en el desierto, recordó lo escrito en Deuteronomio: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás”. Esto muestra que la adoración es solo para Dios. Sin embargo, el ministerio de Jesús en la tierra reveló algo sorprendente: Él aceptó la adoración de quienes lo reconocieron como Señor.
Un ejemplo claro está en Juan 9, cuando Jesús sanó a un ciego de nacimiento. El hombre no solo creyó en Él, sino que también se postró y lo adoró. Y Jesús lo permitió. Si solo Dios merece adoración, y Jesús la aceptó, entonces no queda duda: Jesús es Dios.

La enseñanza sobre el Espíritu Santo
La revelación bíblica no se limita a la persona de Cristo. También nos muestra que el Espíritu Santo no es una mera fuerza impersonal, como afirman algunos grupos, sino una persona divina.
En Hechos 13:2 se narra que el Espíritu Santo habló y ordenó apartar a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los había llamado. Solo una persona con voluntad y autoridad puede hablar, enviar y entristecerse, como también enseña Efesios 4:30.
Esto confirma la doctrina de la Trinidad: un solo Dios en tres personas —Padre, Hijo y Espíritu Santo—.
Las alteraciones en la Traducción del Nuevo Mundo
Una de las razones por las que los Testigos de Jehová niegan la divinidad de Cristo es la versión de la Biblia que utilizan. En Juan 1:1, donde tradicionalmente leemos:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Su traducción altera el texto diciendo que “el Verbo era un dios”, con “d” minúscula. Esta modificación cambia por completo el sentido del pasaje y lleva a un error doctrinal.
El verdadero mensaje es claro: Jesús es el Verbo eterno, y el Verbo es Dios.
La necesidad de creer en Cristo como Dios
Aceptar a Cristo únicamente como un maestro moral o un profeta es insuficiente. La salvación depende de reconocerlo como lo que verdaderamente es: Señor, Salvador y Dios eterno.
El mismo Jesús dijo en Juan 14:6: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”. Negar su divinidad equivale a rechazar el único medio de reconciliación con Dios.
Conclusión: Jesús es el Señor
La Biblia, de principio a fin, revela a Jesucristo como Dios verdadero. Desde las profecías de Isaías hasta los testimonios apostólicos, pasando por la adoración que Él mismo aceptó, todo apunta a una verdad central: Jesús es Dios y merece nuestra fe, adoración y entrega.
Para los creyentes evangélicos, este mensaje no es solo una enseñanza teológica, sino la base de nuestra vida cristiana. Reconocer a Jesús como Dios nos lleva a experimentar la salvación, la comunión con el Padre y la guía del Espíritu Santo.Hoy es el día de afirmar con convicción: Jesús es mi Señor, mi Salvador y mi Dios.
📌 Nota: Contenido adaptado del video de Youtube del Pastor Jahaziel Rodríguez: Todo TESTIGO de Jehová tiene que ver este video ¿Qué dice la Biblia de Jesús y el Espíritu Santo?








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