¿Te cuesta orar por largos periodos de tiempo? ¿Sentís que no sabés qué decir o que el tiempo pasa muy lento cuando estás hablando con Dios? No sos la única persona que atraviesa esto, pero hay buenas noticias: existe una forma práctica y bíblica de transformar tu vida de oración.
Jahaziel Rodríguez, en uno de los videos de su canal cristiano «Qué dice la Biblia», comparte una estrategia concreta que le permitió pasar de oraciones breves a tiempos prolongados en la presencia del Señor. Esta guía sencilla y poderosa está pensada especialmente para quienes quieren profundizar en su vida espiritual pero no saben por dónde empezar.
La oración: nuestra herramienta principal
La Biblia nos llama a orar sin cesar (uso parcial de 1 Tesalonicenses 5:17). No se trata de una tarea religiosa sino de una herramienta vital que Dios nos dio para estar en contacto con Él, fortalecernos frente a las tentaciones y vivir con propósito. Si miramos a los grandes hombres y mujeres de fe en la Escritura, todos tenían algo en común: eran personas de oración.
Jahaziel recuerda una frase de su padre: la oración es directamente proporcional al éxito. Y es cierto. No podemos pretender caminar firmes si no tenemos una vida constante de oración.
Un método simple para orar una hora
Muchos comienzan con entusiasmo, planean orar durante media hora o una hora, pero al poco tiempo se dan cuenta que no saben cómo llenar ese espacio. Aquí es donde entra en juego una estrategia práctica: dividir ese tiempo en 4 segmentos de 15 minutos cada uno. Esta estructura no es un ritual rígido, sino una ayuda para desarrollar constancia y profundidad espiritual. Los cuatro pasos son:

1. Acción de gracias
La oración comienza con gratitud. Cada uno tiene mucho por lo cual agradecer: el perdón de los pecados, las bendiciones diarias, la fidelidad de Dios. El salmo 100 exhorta: Entrad por sus puertas con acción de gracias (fragmento Salmo 100:4). Al comenzar agradeciendo, nuestro corazón se prepara para recibir. La gratitud abre el cielo.
2. Alabanza y adoración
El segundo segmento consiste en exaltar a Dios por quién es. Decirle cuán grande y poderoso es, cantarle, alabar su nombre. Tal como dice el Salmo 150: Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. (Salmo 150:2). Este tiempo llena el alma, nos conecta con el propósito para el cual fuimos creados: glorificar a Dios.
3. Peticiones e intercesión
Aquí es donde presentamos nuestras necesidades y las de otros. Orar por nuestros seres queridos, por los que sufren, por quienes están lejos del evangelio, por la iglesia perseguida, entre otros. Jesús enseñó: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá (Mateo 7:7). La oración mueve el corazón de Dios.
4. Escuchar a Dios
Este último tiempo es para quedarnos en silencio, leer la Palabra y dejar que el Espíritu Santo nos ministre. No es solo hablar, también es escuchar. Dios quiere hablarnos, guiarnos y fortalecernos por medio de su voz.
Más que un esquema, una relación
Este modelo no debe ser un rito vacío ni una carrera para «cumplir» con un objetivo. Es solo una guía para quienes están comenzando y desean crecer. El Espíritu Santo puede guiarnos a romper el esquema, cambiar el orden o simplemente quedarnos en quietud. La clave está en tener un corazón dispuesto y sensible a lo que Dios quiere hacer.
Conclusión
Si querés orar más pero no sabés cómo, esta estrategia puede ayudarte a comenzar. A medida que la practiques, tu espíritu se irá fortaleciendo y tu tiempo de oración se volverá algo que disfrutás. No olvides que lo más importante no es el reloj, sino la comunión con Dios.
📌 Nota: Contenido adaptado del video del Pastor Jahaziel Rodríguez: ¿Cómo orar 1 hora al día? ¿QUE DICE LA BIBLIA de la oración?








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