David y Salomón: Cronología de la construcción del Templo

David y Salomón construccion del templo
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La construcción del Templo de Jerusalén fue uno de los momentos más significativos en la historia del pueblo de Israel. Este acontecimiento no solo marcó un punto alto en la adoración a Dios en el Antiguo Testamento, sino que también dejó una enseñanza espiritual profunda sobre obediencia, preparación y propósito divino. Si bien fue el rey Salomón quien edificó el templo, todo comenzó con el deseo ferviente del rey David. En este artículo te mostramos una cronología clara de cómo se desarrolló todo este proceso según la Biblia.

1. El deseo de David de construir el templo (2 Samuel 7; 1 Crónicas 17)

David fue un rey conforme al corazón de Dios, y en su tiempo como gobernante quiso construirle una casa permanente al Señor. En 2 Samuel 7, David le dice al profeta Natán que desea edificar un templo para reemplazar el tabernáculo. Sin embargo, Dios le responde que ese honor no le correspondería a él, sino a su hijo.

A pesar de esta respuesta, Dios le promete a David que su casa y su reino serían firmes para siempre (2 Samuel 7:16), y establece el pacto davídico, del cual surgiría el Mesías.

2. La razón por la que David no construyó el templo (1 Crónicas 22:8)

Dios le revela a David que no será él quien construya el templo porque había derramado mucha sangre y hecho muchas guerras. En cambio, su hijo Salomón, un hombre de paz, sería quien lo llevaría a cabo. Esta decisión muestra cómo Dios asigna tareas diferentes según su sabiduría y propósito.

David no se ofende, sino que acepta el plan de Dios y se compromete con todo su corazón a prepararlo todo para que Salomón tenga éxito.

3. La preparación de David (1 Crónicas 22–29)

David dedica años a reunir materiales, oro, plata, madera, hierro, piedras preciosas y planos detallados para la construcción. Incluso organiza a los levitas, sacerdotes y obreros que se encargarían del trabajo. También motiva al pueblo a dar generosamente para la obra del templo (1 Crónicas 29:1-9).

David transmite públicamente la misión a Salomón, le da instrucciones espirituales y prácticas, y le recuerda que Dios estará con él si se mantiene obediente (1 Crónicas 28:9-10, 20).

4. Inicio de la construcción bajo Salomón (1 Reyes 6:1)

Salomón comienza la obra del templo en el cuarto año de su reinado, aproximadamente en el año 966 a.C., según la mayoría de los estudiosos. Esto ocurre 480 años después de la salida de Israel de Egipto (1 Reyes 6:1).

El lugar elegido fue el monte Moriah en Jerusalén, el mismo sitio donde Abraham estuvo dispuesto a ofrecer a Isaac (2 Crónicas 3:1). Esto añade un profundo simbolismo a la ubicación del templo.

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5. Duración de la obra (1 Reyes 6:37-38)

La construcción duró siete años. Fue una tarea monumental, realizada con gran dedicación, cuidado y reverencia. Todo el templo fue edificado siguiendo las instrucciones dadas por Dios, con materiales preciosos y una arquitectura que reflejaba la gloria del Altísimo.

6. La dedicación del templo (1 Reyes 8; 2 Crónicas 5–7)

Una vez finalizada la obra, Salomón convoca al pueblo de Israel para la dedicación del templo. La presencia de Dios se manifiesta con fuerza: una nube llena el lugar, simbolizando que el Señor aprueba esa casa de adoración (1 Reyes 8:10-11).

Salomón pronuncia una oración solemne, reconociendo que ni los cielos pueden contener a Dios, mucho menos una casa hecha por manos humanas. El templo se convierte en el centro espiritual de Israel durante generaciones.

Cronología resumida de la construcción del templo

EventoReferencia bíblicaFecha aproximada
Deseo de David de construir el templo2 Samuel 7c. 1000 a.C.
Prohibición a David y promesa a Salomón1 Crónicas 22:8-10c. 970 a.C.
Preparativos de David1 Crónicas 22–29c. 970–966 a.C.
Inicio de la construcción por Salomón1 Reyes 6:1966 a.C.
Finalización del templo1 Reyes 6:38959 a.C.
Dedicación del templo1 Reyes 8c. 959 a.C.

Un mensaje espiritual para hoy

El templo de Salomón fue una señal visible de la presencia de Dios entre su pueblo. Hoy, como creyentes en Cristo, somos el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Así como David y Salomón se preocuparon por preparar y construir algo digno para Dios, también nosotros debemos cuidar nuestro corazón, nuestra vida y nuestra fe, edificando con obediencia y entrega total.

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