El uso político del púlpito: Lección a la Iglesia del debate

uso político del púlpito
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En los últimos días, la presencia del presidente de la Nación de Argentina Javier Milei en la inauguración de un templo evangélico generó un fuerte revuelo dentro y fuera de la iglesia. Para muchos creyentes, esto abrió la puerta a una reflexión necesaria: ¿hasta dónde la iglesia puede o debe mezclarse con la política? Y sobre todo, ¿qué significa cuidar la santidad del púlpito?

Un tema que despertó pasiones

El video en cuestión que muestra al presidente expuso la incomodidad y la diversidad de opiniones dentro del ámbito evangélico. Mientras algunos referentes criticaron públicamente la participación de Javier Milei en la inauguración, otros celebraron que un mandatario nacional citara la Biblia y reconociera públicamente a Dios. Lo preocupante, sin embargo, fue que gran parte de estas discusiones no quedaron puertas adentro, sino que se ventilaron en redes y medios, alimentando una grieta innecesaria entre hermanos.

¿Qué dice la Biblia sobre la participación política?

Desde hace años, la iglesia debate sobre cómo ser “sal y luz” en una sociedad cada vez más polarizada. Algunos argumentan que, como dice Filipenses 3:20, “nuestra ciudadanía está en los cielos”, y por eso debemos mantenernos al margen de la política. Otros creen que, como enseña Mateo 5:13-14, “somos la sal de la tierra y la luz del mundo”, y eso implica involucrarnos para influir con valores bíblicos.

El problema surge cuando se confunde la participación ciudadana con la militancia partidaria. El púlpito no puede convertirse en un espacio de campaña. Su propósito es predicar la Palabra de Dios, sanar corazones quebrantados y anunciar la salvación en Cristo.

¿Fue correcto permitir que un político hable desde el púlpito?

Muchos se preguntaron si fue un error que el presidente hablara desde la plataforma de la iglesia. La respuesta es clara: no se trató de un culto ni de una ceremonia litúrgica, sino de un acto inaugural, un evento protocolar donde históricamente se invita a autoridades civiles. Además, es importante recordar que la estructura física del púlpito no es sagrada en sí misma; lo sagrado es el mensaje que se proclama y la presencia de Dios en el corazón de Su pueblo.

El uso político del púlpito

La verdadera transformación no viene del poder político

Algo de suma relevancia a destacar es que la transformación de un país no depende de un gobernante, sino del avance del evangelio y de la conversión personal que produce Cristo en cada creyente. Ningún partido, ideología o político puede ocupar el lugar de Cristo en la vida del cristiano.

En tiempos donde la grieta política parece colarse hasta en nuestras congregaciones, es clave recordar que nuestra unidad debe basarse en la fe en Jesús, no en banderas partidarias. Podemos tener diferencias políticas, pero no podemos dejar de orar unos por otros y por nuestras autoridades, como enseña 1 Timoteo 2:1-2: “Que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia”.

Un llamado a la reflexión y a la unidad

La iglesia tiene una misión clara: predicar el evangelio y discipular a las naciones. Cada creyente, en su responsabilidad individual como ciudadano, puede y debe reflexionar seriamente antes de votar o participar en la vida democrática. Pero el púlpito debe seguir siendo reservado para la exposición fiel de la Palabra.

Que este debate nos sirva para fortalecer nuestra unidad, para valorar la libertad que aún tenemos de proclamar a Cristo y para mantenernos firmes, orando por nuestra nación, confiando en que Dios tiene el control.

📌 Nota: Contenido adaptado del video del Pastor Gabriel Ballerini: El uso político del púlpito

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