¿Por qué Israel no aceptó a Jesús como Mesías? Revelado

Durante miles de años, la humanidad vivió con la esperanza de un Redentor prometido desde el mismo Edén. Dios dio palabra de salvación a Adán y Eva, y confirmó Su pacto a Abraham y los profetas del Antiguo Testamento. El pueblo de Israel aguardó con ansias la llegada de su Mesías. Sin embargo, cuando Jesús vino, muchos de ellos no lo reconocieron ni lo aceptaron. Le golpearon, le crucificaron y, como consecuencia, sufrieron las consecuencias de no discernir el tiempo de Su visitación.

Ahora bien, surge la gran pregunta: ¿Por qué Israel rechazó a Jesús? ¿Por qué Dios permitió que, tras siglos de espera, su pueblo no reconociera al Salvador? Detrás de esta aparente tragedia, la Biblia nos muestra un plan maravilloso.

El Mesías debía morir

La respuesta más evidente es que era necesario que Jesús muriera. Si el Mesías no entregaba Su vida, la humanidad no tendría redención. Tal como está escrito, Jesús es el Cordero de Dios preparado desde antes de la fundación del mundo. Dios, en Su infinita sabiduría, sabía que el hombre caería en pecado y por eso dispuso un sacrificio perfecto: Su Hijo.

El pueblo judío esperaba un Mesías conquistador, un rey que los librara del dominio romano. Pero no entendieron profecías como Isaías 53, que hablaban del Siervo sufriente que primero debía ser sacrificado como cordero antes de regresar como Rey glorioso.

El plan secreto de Dios para salvar a los gentiles

Sin embargo, hay una segunda razón, aún más profunda, por la cual Israel no recibió a Jesús: Dios tenía un plan para salvar también a los gentiles, es decir, a todos los que no eran israelitas de nacimiento.

Desde el pacto con Abraham, la salvación parecía reservada exclusivamente para su descendencia. Pero el corazón de Dios siempre contempló la redención de todas las naciones. Un ejemplo de esto lo vemos en mujeres como Rahab y Rut, ambas gentiles que fueron injertadas en el pueblo de Dios y, de hecho, forman parte de la genealogía de Jesús. El mismo Redentor tuvo sangre gentil en Su ascendencia, lo que muestra la amplitud de Su gracia.

Jesús mismo, durante Su ministerio terrenal, dijo que había venido a buscar a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Cuando una mujer sirofenicia se acercó a pedir un milagro, el Señor le dio a entender que Su misión principal era para Israel. Pero detrás de esas palabras se escondía el plan divino: que Israel rechazara la salvación para abrir la puerta a todos los pueblos.

El apóstol Pablo revela el misterio

El apóstol Pablo explica este misterio en profundidad. En Romanos 11:25, declara que una parte de Israel fue endurecida hasta que entrara la plenitud de los gentiles. De esa forma, Dios permitió que Su salvación se extendiera a toda la humanidad. ¡Qué sabiduría tan grande!

Como Pablo mismo dice: “A los suyos vino, y los suyos no le recibieron; mas a todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:11-12). Esto significa que hoy, vos y yo —que no pertenecemos al linaje natural de Israel— somos salvos únicamente por la gracia y la misericordia de Cristo.

Israel sigue en el plan de Dios

Es importante entender que esto no significa que Israel haya sido desechado. Dios tiene un remanente fiel y, cuando termine el tiempo de los gentiles, todo Israel reconocerá a Jesús como su Mesías prometido. El plan de Dios es perfecto y sus caminos, inescrutables.

“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!” exclamó Pablo maravillado. Hoy podemos darle gracias porque Su misericordia se extendió hasta nosotros.

Reflexión final

Como pueblo de Dios, debemos valorar y anunciar esta gracia inmerecida. Somos parte de un plan eterno que comenzó con promesas dadas a un hombre, Abraham, y se expandió a toda la humanidad por medio de Cristo. Que cada día recordemos que no somos salvos por méritos propios, ni por linaje, sino por la obra perfecta de nuestro Señor Jesús.

¡Gloria a Dios por Su amor, Su sabiduría y Su plan perfecto!

📌 Nota: Contenido adaptado del video del Pastor Jahaziel Rodríguez: El secreto que no sabías sobre porqué Israel no aceptó a Jesús