Muchas personas se preguntan qué significa recibir y creer en Cristo y cómo esa decisión impacta en la vida diaria. Esta expresión o similares, que aparece en varios pasajes de la Biblia, no solo habla de un acto intelectual, sino de un cambio profundo en el corazón y en la vida de quien lo hace. En este artículo vamos a desentrañar su significado, cómo vivirlo y por qué es fundamental para una relación personal con Jesús.
1. Creer en Cristo: más que aceptar ideas
Creer en Cristo no significa simplemente conocer quién es Jesús o aceptar que existió históricamente. La Biblia aclara que la fe verdadera implica:
- Confianza total en Él: confiar en que su sacrificio y su resurrección son suficientes para nuestra salvación.
- Reconocimiento de la necesidad personal: admitir que sin Él no podemos alcanzar la vida eterna ni vivir plenamente (Juan 3:16).
- Entrega de la voluntad: creer en Cristo requiere abrir nuestro corazón y permitir que transforme nuestra manera de pensar y actuar.
La fe no es un concepto abstracto, sino un acto personal que cambia la manera en que vivimos y nos relacionamos con Dios y con los demás.
2. Recibir a Cristo: un acto de amor y decisión
Recibir a Cristo va de la mano con creer, pero tiene un matiz práctico y personal:
- Es aceptar su presencia en nuestra vida: no basta con creer que Jesús existe; recibirlo significa invitarlo a guiar nuestra vida.
- Es confiar en Él como Salvador: reconocer que solo a través de Cristo podemos tener reconciliación con Dios y experimentar su gracia.
- Es una decisión consciente: recibir a Cristo implica abrir el corazón, pedirle que entre y se haga Señor de nuestra vida.
Como dice Juan 1:12: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”. Esto muestra que recibir a Cristo es entrar en una relación familiar con Dios.
3. La diferencia entre creer y recibir
Aunque están conectados, creer y recibir no son exactamente lo mismo:
| Creer | Recibir |
| Confianza intelectual y emocional en Jesús | Acción de abrir el corazón y aceptar su guía |
| Reconocer que Jesús es Salvador | Invitarlo a transformar la vida |
| Paso inicial de la fe | Paso activo y personal en la relación con Dios |
Es posible creer sin recibir, pero la verdadera transformación comienza cuando se decide recibirlo de corazón. Por eso, ambos actos son esenciales en la vida cristiana.

4. Cómo recibir y creer en Cristo hoy
Recibir y creer en Cristo no requiere rituales complicados. Algunos pasos prácticos pueden incluir:
- Oración sincera: hablar con Jesús desde el corazón, pidiéndole que entre en tu vida y perdone tus errores.
- Confesión y arrepentimiento: reconocer lo que nos aleja de Dios y pedir ayuda para cambiar.
- Entrega de la vida: confiar en Él para tomar decisiones y guiar la vida diaria.
- Buscar comunión: rodearse de una comunidad de fe que apoye y fortalezca la relación con Cristo.
Para ayudarte, podés usar esta oración como modelo:
«Señor Jesús, reconozco que necesito Tu perdón y Tu guía. Creo que moriste por mis pecados y resucitaste para darme vida eterna. Hoy Te recibo en mi corazón como mi Salvador y Señor. Ayudame a vivir según Tu voluntad y a confiar en Tu amor todos los días. Amén.»
Recibirlo y creer es un acto que cambia la eternidad, pero también el presente, porque transforma la manera en que enfrentamos cada día.
5. Los beneficios de creer y recibir a Cristo
Al recibir y creer en Cristo, se experimentan cambios profundos y duraderos:
- Paz interior y seguridad espiritual: saber que nuestros errores están perdonados y que hay un propósito de Dios en la vida.
- Guía y sabiduría para la vida diaria: decisiones más claras y alineadas con principios eternos.
- Relaciones renovadas: amor, paciencia y compasión hacia los demás, reflejando la enseñanza de Jesús.
- Esperanza en la eternidad: confianza en la vida eterna y en la presencia constante de Dios.
Recibir y creer no es un paso temporal, sino el inicio de una relación personal y duradera con Cristo.
Conclusión
Recibir y creer en Cristo implica fe, entrega y acción personal. Creer es confiar y reconocer a Jesús como Salvador; recibirlo es abrir el corazón y permitir que Él transforme la vida. Quien da este paso experimenta paz, guía, esperanza y una relación íntima con Dios, que marca la vida aquí y en la eternidad.








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